Presentación Viñetas Cofrades II por Dr. D. Rafael de Cózar (Fundación Cruzcampo)
Debo empezar confesando (y
nunca mejor dicho) que mi implicación en la Semana Santa no procede
esencialmente de un fundamento religioso profundo, si bien las religiones de
las diversas culturas me han interesado desde siempre, sobre todo en el plano
estético y social, valores innegables de la Semana de Sevilla. Por eso voy a
centrarme en el contexto literario del que surge esta obra.
En todo caso, mis vivencias, primero durante la
adolescencia en Cádiz y más tarde en Sevilla,
del mismo modo que mi interés por otra festividad como el Rocío, de la que soy
asiduo al camino, me permiten ofrecer mi punto de vista, el cual tal vez
pudiera confirmar la diversidad de planteamientos con los que es posible, y a
veces suele enfocarse la cuestión.
Efectivamente estoy
convencido de que estas, como otras manifestaciones religiosas, tienen
innumerables perfiles, además del esencial carácter religioso. Incluso este
mismo sentido básico nos puede servir para explicar aspectos característicos de
una cultura, de un modo de ver el mundo, a menudo peculiar, con importantes
diferencias frente a otras zonas en las que tiene lugar el mismo rito cristiano.
La Semana Santa, sobre todo
en Andalucía, me parece un verdadero espectáculo de los sentidos, una
conjunción de valores sensitivos y estéticos que impresiona incluso a los no
creyentes, y a los que lo son de otras
confesiones. Es la máxima expresión de ese
sentido de espectáculo total por el que el Gran Teatro del mundo se extiende
por toda una ciudad, afectando positivamente a la vista, al olfato, al oído, al
tacto, hasta llegar al paladar profundo de la espiritualidad, en mi caso, ya lo
dije, sobre todo estética. El escenario es la propia calle, todas y cada una de
ellas, tanto en función de día como de noche, mientras los actores son el
propio público actuante y asistente. De este modo, las hermandades, cofradías,
nazarenos, penitentes, cargadores y el conjunto de los pasos, además de los
espectadores, ya sean locales o foráneos, forman parte de la nómina de los
actores, teatro colectivo de escenario múltiple, espectácuo total.
Y en este caso son
pertinentes las comparaciones, por ejemplo entre la Semana Santa de Valladolid,
o Burgos, de Málaga y de Granada, de Sevilla o de Castilleja de la Cuesta, si
bien me interesan más aquellas con mayor personalidad, auqnue pudieran rozar
los límites de la ortodoxia religiosa. De hecho el ritual de la pasión y muerte
existe en muchas culturas, y la Semana Santa no tiene en todos los lugares el
mismo ingrediente dramático, ni festivo. Para entender una cultura es básico
conocer su visión de la muerte, y en el caso andaluz, simplemente observando
los cementerios, uno comprende mejor el sentido que tiene para nosotros la vida.
Comparen el cementerio de Sevilla el día de difuntos, con el de Londres, París,
Washington o Moscú, más impregnados de tremendismo. Quien bien entiende y asimila la muerte
también entiende mejor la vida. En todo caso la Semana Santa, acá por el sur,
me parece sobre todo una cuestión de pasión, de apasionamiento, de vinculación
con una determinada Virgen que, como madre personal e intransferible, es
lógicamente más guapa que ninguna. ¿Faltaría más! Y si al Cristo se le tiene
bastante respeto, como padre que es,
juez en el presente y en el futuro, la familiaridad con la madre nos
permite gritarle, como a veces hemos oído: ¡Hija de la gran puta, qué guapa
eres!
Sirva este prólogo para
presentar el II volúmen de Viñetas Cofrades, una obra que sin duda tendrá un
eco generalizado entre los lectores. Es esta una evidencia más de que el cómix,
la literatura ilustrada, ha dejado de ser hace tiempo campo exclusivo de los
más pequeños, y no es, en absoluto un subgénero reciente. No todos saben que esa
fusión entre imagen y texto, el texto ilustrado, se encuentra ya en las raíces
de la cultura occidental. Los emblemas del Siglo de Oro, también centrados
sobre todo en la dimensión religiosa, son textos ilustrados por unas imagenes
que, a la vez, explican visualmente al texto. En el fondo toda la pintura
religiosa de la historia no es, en suma, sino ilustración de la Historia Sagrada.
Una de las razones que explican estas formas es que eran pocos los que sabían
leer entonces, por lo que el elemento visual es imprescindible, y no es
extraño, por eso, que el cómix tenga especial mercado enre los niños
Pero la literatura ilustrada,
como la conocemos hoy se desarrolla, sobre todo, desde inicios del siglo XX, en
que se produce, con la vanguardia, la fusión de las artes. El cine es el primer
ejemplo de esta fusión de lo literario, con la imagen, la música., el
movimiento. Tal vez el propio término Comix haya restado imporancia al género,
vinculado sobre todo al humor, pero ya hubo desde muy pronto modalidades que
llevaron este campo la épica, a la historia, al drama y al mundo imaginario y
fantñastico. Desde Flash Gordon al Capitán Trueno, o las hazañas bélicas, y los
superhéroes, se fue generando un mundo que hoy aprovecha el cine, con indudable
éxito
Grandes dibujantes, también
españoles, han logrado acercar el género a las artes plásticas, y no se eolvide
que el arte POP de A. Warrol tiene al comix como precedente. La literatura
ilustrada, que nos ha servido de niños como vía para entrar más tarde en la
gran literatura, ahora es en muchos casos
vehículo también de ella, tal vez porque ya vivimos plenamente en el mundo de
la imagen.
En este caso, que me parece
muy valiente, por lo complejo del tema en Sevilla, han logrado, mediante un
dibujo muy cuidado y un guión muy elaborado, acercarnos al tema tal vez más representativo
de la cultura sevillana, de modo que el resultado puede llegar a niños y
adultos de forma plena.
Quisiera resaltar este valor
que se le ha otorgado al dibujo, en este caso muy meticuloso con las imágenes,
la orfebrería, los detalles, y escenarios, que en algunos casos nos acercan a
la fotografía, así como un guión muy bien documentado, que no se detiene sólo
en la dimensión religiosa, recogiendo perfectamente el contexto social, la
ambientación de calles, plazas, personajes, paisajes urbanos. En el primer
volúmen ya se arrancaba con la importancia de la Sevilla del siglo de Oro.
Ahora arrancamos con leyendas que van
desde el siglo XVI a la República, o los años 60, el mundo del toro, etc.,
logrando un interés que va más allá de la temática cofradiera. Incluso aparece
encubierto, para los que no lo saben, un pequeño homenaje al padre de David,
Emilio Díaz Cantelar, por su labor de apoyo a la donación de órganos.
La idea de Estudio Buenvista
me parece muy acertada. Estamos acostumbrados a géneros como el de oeste
americano, que no es nuestro mundo y se le dedica escasa atención a materias de
nuestra zona, que podrían ser literariamente muy interesantes, como el campo de
los bandoleros, o este de la Senana Santa.
"Desde mi punto de vista esta
obra debería estar en todas las bibliotecas sevillanas."
Pero no pretendo insinuar, ni
por asomo, una falta de religiosidad, de profundidad y sinceridad en las
convicciones religiosas de los que las tienen, ya sean más o menos
capillitas. La conmoción, que llega
incluso al lagrimal ante tal esquina, tal punto de visión del paso y de la
imagen, no pueden simularse, pero no es
extraño que, para los que no están muy metidos en el tema, resulte por ejemplo
difícil de entender que ese mismo gran apasionado de estos momentos sea a veces
poco habitual de la Iglesia el resto del año, o que la casa de la Hermandad
propia sea más visitada que el confesionario. La cuestión clave no es intentar
explicar esto. Las cosas son así, e imagino que seguirán siéndolo, por más que
algún ministro de la Iglesia le gustase cambiar las cosas y tener cada domingo
la clientela que tiene en estas fechas, al menos en su pueblo, pero lo cierto
es que cada cultura afronta estas cuestiones desde su propia óptica y que las
religiones, sobre todo de gran envergadura, tienen que adaptarse a las
diferencias entre los pueblos.
Hace años que, por consejo de
un amigo suizo, que realizaba una tesis sobre la muerte en la literatura
española, suelo visitar en cada país que viajo algunos cementerios principales:
Moscú, San Petesburgo, París, Roma, Estrasburgo, Munik, Londres, además de los
españoles. No se trata de afición macabra, sino de comprender cómo vive un
pueblo a través de cómo enfoca su residencia posterior a la vida. Y si comparamos
el de Londres con el de Sevilla, el día de Todos los Santos por ejemplo,
obviamente nos entenderemos mejor a nosotros mismo. Frente a un escenario de película de Poe, o
Hoffmann, rodeados de sombrío silencio:
Geranios y claveles, macetas con flores y ramos frescos en calles
encaladas, con el bullicio del abundante público visitante, incluso a quien
hace tantos años que se fue… y los tenderetes con cerveza y bocadillos a la
puerta, es decir, como un paseo dominical por el Barrio Santa Cruz.
Tal vez, como en cualquier
apreciación que hagamos de un fenómeno tan complejo, podamos caer en la
simplificación, en la visión parcial.. Desde aquella ortodoxia de la que
hablamos al principio no es posible entender del todo el fenómeno de la Semana
Santa, ni que esté tan extendido el abandono durante todo el año de la
religiosidad oficial y de los cumplimientos que exige la confesionalidad, salvo
en Semana Santa, o en el Rocio.
En el fondo la religión es
también una forma de cultura.
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